Sobre mi

Mi nombre es Carlos Fernández Maza.

Ya más cerca de los 40 que de los 30, puedo decir que llevo más de 16 años viviendo y respirando marketing.

He pasado por todas sus etapas: desde los tiempos en que el SEO era casi magia hasta la era actual de la inteligencia artificial y la automatización.

Mi historia profesional comenzó gestionando eCommerce, pero en 2016 decidí fundar ONLINEVALLES, la agencia que hoy dirijo con la misma pasión del primer día —aunque con mucha más experiencia, cicatrices y aprendizajes.

No ha sido un camino fácil. Escalar una agencia es un desafío monumental.
Conseguir una cartera de clientes que paguen mes a mes, consolidarla, hacerla rentable y mantenerla en el tiempo requiere algo más que conocimientos técnicos: exige visión, método y sobre todo, una mentalidad resistente.

Hubo etapas en las que, después de consolidar decenas de clientes, llegaban meses en los que muchos se marchaban.

No me excusé. Analicé cada caso y comprendí las verdaderas razones:

a) mis servicios no siempre eran rentables para ellos,
b) algunos querían probar si otra agencia podía ofrecerles más rentabilidad, o
c) simplemente había negocios que, aunque se les hiciera el mejor marketing del mundo, no podían sostenerse.

Esa etapa marcó un punto de inflexión.

Hace unos seis años decidí enfocarme en encontrar fórmulas de venta rentables, estables, escalables y, sobre todo, replicables. Quería una manera de vender de forma predecible y recurrente, casi científica.

Desde entonces, mi obsesión ha sido trasladar la ciencia y la matemática al marketing: construir sistemas de ventas medibles, lógicos y letales.

Gracias a esa obsesión, desarrollé métodos que no solo me permitieron conseguir más clientes, sino que ayudaron a mis clientes a conseguir los suyos.

Ese fue el verdadero salto. Empecé a trabajar con empresas que valoraban mis servicios por los resultados, no por el coste. Y esos resultados eran tan claros como los números: matemáticos, tangibles y escalables.

Mis cuatro etapas

Primera etapa: el descubrimiento del marketing.
Como autodidacta, pasé del desarrollo web al SEO, y del SEO al lanzamiento de campañas en Google Ads. Esa fue mi puerta de entrada a un mundo que me atrapó por completo.

Segunda etapa: la implementación de sistemas basados en métricas y KPI.
Aquí aprendí a convertir el marketing en una ciencia exacta. Esta fase me permitió escalar y consolidar mi agencia.

Tercera etapa: el dominio de las ventas.
Comprendí que no bastaba con generar oportunidades: había que cerrarlas.

Así nació mi segunda obsesión: sistematizar y guionizar las ventas. Diseñar una estructura sobre la que mejorar cada interacción, cada llamada, cada cierre.
Aquí nació mi faceta como “Carlos Closer”, y puedo decir sin dudar que es la que más disfruto.

Puedo cansarme de dirigir equipos o empresas, pero la venta es un arte que me hace sentir vivo. Requiere disciplina, táctica y técnica. Y cuando logras dominarla, te enamora.

Cuarta etapa (la actual): la revolución de la automatización y la inteligencia artificial.

Hoy mi objetivo es claro: maximizar la rentabilidad de los recursos, acortar plazos y multiplicar la efectividad de las empresas.

El futuro pertenece a quienes combinan estrategia, tecnología y mentalidad de crecimiento. Y esa es exactamente la visión que guía cada proyecto que lidero.

En resumen, soy un apasionado del marketing, de las ventas y de los sistemas.

Creo que la excelencia no está en hacerlo todo, sino en hacerlo medible, replicable y rentable.

Y si algo me ha enseñado este camino, es que la obsesión por mejorar cada proceso es el verdadero motor del éxito.